No confundir con el Race for glory del año 2013, que es un documental sobre la NASCAR. Este largometraje con el que abrimos el año de cine automovilístico es lo que la crítica llama un ‘drama histórico’, y se les ve el plumero a los pagadores; es de esas producciones que se lanzan de globo sonda y publirreportaje. Lancia está deshojando la margarita y considerando si vuelve a los rallies. El comente y el dinero que se genere con la película puede que contribuya a dar un empujón al proyecto o desechar la idea.
Estar en los rallies sería la técnica de mercadotecnia que el grupo Stellantis anda cavilando hace más de un año, para que la gente mire con ojos amorosientos la llegada de un Lancia Ypsilon eléctrico. De sustanciarse la cosa, el nuevo Ypsilon posaría de mellizo del Opel Corsa eléctrico y del Peugeot 208 eléctrico, pero envuelto en un perfume para la gente guapa.
En los títulos de crédito al inicio y final queda bien remachado que en la grabación hubo inversión de instituciones públicas italianas, francesas y del propio conglomerado Stellantis, que son las tres fuerzas interesadas en resucitar Lancia.
Pasa igual con Ford v Ferrari, donde tomaron el documental The 24 hour war y lo trasmutaron en cine de palomitas. Calentó los ánimos y le metió en el cogote a la gente que Ford equivalía a deportividad. Hubo gran estreno, buena taquilla y luego… Se abre el telón y ahí aparece el Mach-E. De técnicas de promoción y propaganda, están los cines llenos.
La sinopsis de la historia es la clásica epopeya griega: un héroe por el que nadie da un céntimo, un enemigo colosal, un camino lleno de peligros y trampas, con aliados inesperados y fuerzas que se conjuran para impedir la hazaña. El guión suelta un tufillo a programa informático; da el aspecto de que se ha autogenerado con Chatgpt, Gemini, Aria, Textcortex, Azure o alguna de estas andróminas que tantísimos colegas periodistas emplean para que los artículos se confeccionen solos y salgan del horno llenos de paja.
Daniel Brühl, de gerifalte de Audi, está fabuloso. Igual que cuando hizo de malo malísimo y nazi en The zoo keeper’s wife, o de cáustico Niki Lauda en Rush. Se sabe que las opiniones van por barrios, pues, en el mío, Daniel Brühl es un actor que gusta muchísimo. Diré que es de lo mejorcito en esta película. Las escenas con el Lancia Rally 037 también son magníficas.
Nos quedamos esperando a Derbi Variant vs Vespino, u otra superproducción de este pelaje.